martes, 25 de junio de 2019

Falsa Superioridad



¿Qué gano yo discriminando, rechazando, descalificando o burlándome de una persona por su color de piel, o de pelo, o de ojos? O por si es homosexual, bisexual o trans... O por el país donde nació.

¿Me haría sentir mejor? ¿Me haría sentir más importante? Buscar o inventar defectos, o características que para mí podrían ser defectos... ¿Automáticamente me convertirían en un ser superior?

¿Hay razas superiores a otras? ¿Hay sexo fuerte y sexo débil? ¿Hay un género que sea mejor que otro? ¿Es más decente ser heterosexual que homosexual? ¿La esencia de las personas cambia, es mejor o peor dependiendo del país de nacimiento? ¿El intelecto, la bondad, la decencia y el compromiso social de cada persona depende de su color de piel, su procedencia, su sexualidad o su género?


Durante mucho tiempo me estuve deteniendo a investigar esas ideas que han reinado en la humanidad durante siglos, milenios... Que los negros son inferiores a los blancos, que los rubios son más idiotas que los morochos, que las mujeres son el sexo débil y los hombres los dueños del mundo, que los homosexuales y bisexuales son degenerados indecentes, que hay que burlarse de los enanos, los rengos, los tartamudos y los autistas, que los síndrome de Down, los ciegos y los sordos son pobres diablos y que la clase social te define de por vida. 

¿Cómo investigué la veracidad de esas afirmaciones tan comunes dentro de la sociedad?

Simple, conociendo gente. Conociendo personas de todos los grupos étnicos, de todos los colores, conociendo personas de ambos sexos, conociendo personas de diferentes países, conociendo personas con otras preferencias sexuales, conociendo personas con capacidades diferentes.
¿Cuál es mi conclusión luego de haber conocido personas de todo tipo? Luego de conversar, de escuchar sus historias, su forma de pensar, cómo sienten, su forma de actuar y de ver la vida?

La conclusión a la que llegué es que el exterior no tiene nada que ver con los pensamientos o los sentimientos. No importa de qué color sea su piel, que sea mujer u hombre, que sea homosexual, que sea trans, que venga de Australia o de Chile, que tenga síndrome de Asperger o sea sordo, que sea gordo, flaco, alto o enano, hay personas inteligentes y personas estúpidas en todos los casos, hay personas buenas y personas malas en todas las opciones. Los negros no son mala gente por ser negros, he conocido a personas excelentes con piel oscura y personas excelentes con cabello claro, como también es obvio que hay mala gente en ambos colores de piel y cabello. Hay mujeres que son mucho más inteligentes que muchos hombres y mujeres que son más fuertes que varios hombres que conozco (incluyéndome), tanto física, mental y emocionalmente. También hay mujeres estúpidas, claro... Y mujeres debiluchas, pero en general cualquier mujer o cualquier hombre puede entrenar su intelecto o su cuerpo y tienen exactamente el mismo potencial sin importar sus genitales. Hay homosexuales que son más decentes que muchos heterosexuales que conozco. ¿Hay homosexuales indecentes? Sí, claro... Al igual que hay muchísimos heterosexuales degenerados e indecentes. La indecencia, la promiscuidad, la infidelidad, no tienen nada que ver con si una persona prefiere a los hombres o a las mujeres (o ambos), va en la personalidad de cada quien, sin importar sus preferencias. 

Hay gente buena y gente mala en todos los países, en todas las culturas, en todas las etnias, en todos los envases, hay gente inteligente y gente idiota de todos los colores, idiomas, sexos, identidades de género y regiones del mundo.

¿Entonces, a quién discriminar? ¿Con quién me puedo comparar para saber si soy superior o inferior como persona?

Simple, en sus acciones, en su forma de tratar a los demás, en la intolerancia, en el respeto, en sus límites.

Yo no me fijo en el cuerpo de la gente para saber si es buena gente o no, me fijo en cómo se maneja en la vida.

Quienes para mí son las malas personas son quienes delinquen, quienes roban, mienten, estafan, engañan, se aprovechan de los demás, quienes insultan sin razón, quienes agreden por diversión, quienes torturan y asesinan. Quienes privan de libertad a los demás, no respetan a nadie y no toleran las diferencias con los demás. Aquellas personas que disfrutan del sufrimiento ajeno, que molestan y hieren a los demás. Esas personas son las malas, a las que hay que rechazar.

¿Quienes son las buenas personas?

Aquellas personas que hacen su vida sin molestar, herir ni hacer sufrir a los demás. Quienes son honestos y no agreden sin razón, ni mienten, ni insultan porque sí, ni mienten por diversión, los que no roban, ni maltratan, ni asesinan ni violan la libertad y la paz ajena.

Son buenas personas quienes se manejan con respeto y tolerancia, de forma pacífica, quienes no buscan ni inventan defectos donde no los hay. Quienes no se divierten con el dolor ajeno.

Así es como yo me doy cuenta de la decencia, la bondad y la inteligencia de alguien. En sus acciones, en su forma de pensar, en su estilo de vida. No en su cuerpo, en su color o en su procedencia. 

Y me ha ido mucho mejor en la vida desde que puedo discernir esas cosas.

Creerme superior por un color de pelo, un color de piel, un juego de genitales, un idioma o una nacionalidad es una estupidez que no me va a llevar a nada productivo y simplemente voy a ser un imbécil que dedica su mediocre vida a hacer sentir mal a quienes no se lo merecen.

Aprendamos a comprender qué aspectos de una persona la hacen ser decente, buena e inteligente. Comprendamos cómo detectar la verdadera maldad, estupidez e indecencia de alguien, así podremos construir una sociedad más justa y pacífica.

The Great Piccolo

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