viernes, 28 de junio de 2019

Los problemas de una rana



Las relaciones humanas son complicadas, mantenerlas es más complicado aún...
Los seres humanos somos complicados, cuando tenemos las necesidades básicas cubiertas nos empezamos a inventar problemas secundarios y a preocuparnos por esas cuestiones menos importantes, exagerándole quizás una inventada importancia. O no, y simplemente es algo en lo que un ser que no tiene sus necesidades básicas cubiertas (alimento, refugio, abrigo, supervivencia, sexo) no tiene tiempo de pensar, o siquiera de imaginar.

Pero aún así, y aunque nos estemos ahogando en un vaso de agua, si lo pienso y lo analizo con la cabeza fría, desde una posición de tercera persona, hay que reconocer que no son problemas tan urgentes al menos. La relación con familiares, la relación con amistades, la relación con la pareja, la relación con compañeros de trabajo (y con el jefe), la relación con compañeros de estudio, y después el interactuar con la gente en general, conocidos, desconocidos, la autoridad, etc.
Que la dieta, que las cuentas a pagar, que la moda, que las deudas, que las apariencias y los modales...
Si pudiera elegir no haber nacido humano, elegiría con gusto ser cualquier otro animal o ser viviente... Por ejemplo, una rana, que es lo primero que se me vino a la mente escribiendo esto.
Una rana tiene únicamente los problemas básicos; comer, evitar que se lo coman, evitar morir antes de procrear, procrear para seguir con la especie, sobrevivir en el día a día a todo tipo de adversidades ambientales y naturales, etc...
No tiene que pagar cuentas, no tiene problemas legales, no tiene que aparentar llevarse bien con la gente que le cae mal, no tiene reuniones familiares hipócritas, no tiene que trabajar, no tiene que estudiar, no tiene que mantener relaciones amistosas ni amorosas, ni siquiera tiene que criar a sus hijos, simplemente vivir, crecer, reproducirse y morir...

No se estresa con aumentos de impuestos, no tiene que buscar viviendas más baratas para alquilar, no tiene que pelear por una categoría en el trabajo, no tiene familia, ni amigos, ni pareja, sólo enemigos REALES que evadir para vivir un día más, depredadores... Nada de políticos, patrones, jefes, líderes religiosos, policías, militares, reyes, presidentes, padres... En fin...
Ya me tocó ser lo que soy, ya me tocó ser un humano.
Ahora ya estoy en medio del baile y tengo que seguir bailando hasta que me canse o hasta que se termine la música.

Problemas REALES Vs. Problemas INVENTADOS.

La vida sigue, y sirve únicamente para vivirla. No se ha comprobado otra finalidad real que esa, vivir, tratar de sobrevivir, intentar no morir... Y, de paso, si se puede, hacer algo productivo, por uno mismo o por los demás. ¿Dejar una huella? ¿Por qué no? Somos una especie que no vive únicamente en el presente, en el aquí y ahora, también vivimos mucho en el pasado; nos aferramos con fuerza al pasado. Traumas, lamentos, frustraciones, prejuicios, supersticiones, anécdotas, rencores, nostalgia, añoranzas, la historia misma... Así que dejar una huella no es un trabajo en vano. Aunque es más difícil dejar una huella buena que una mala, por lo que es también un reto.

Las ranas no dejan más huellas que las que la lluvia borra del barro, la única huella permanente que dejan los batracios es su ADN en su descendencia. Los humanos podemos dejar más que eso, y quizás también, sea lo que nos diferencia de los anfibios.

Me tocó ser humano, así que casi se podría decir que estoy obligado por naturaleza a demostrar que soy diferente a una rana, pero... Si te puedo contar un secreto... ¡Qué simple y fácil sería ser una rana!

The Great Piccolo


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